Corintios: Una pasión inexplicable

Ser corintio es mucho más que apoyar a un equipo de fútbol. Se trata de vivir una historia llena de gloria, lucha y superación.

O Sport Club Corinthians Paulistafundada el 1 de septiembre de 1910, nació de una idea simple: dar a los trabajadores de São Paulo la oportunidad de jugar al fútbol.

Fundado en el barrio de Bom Retiro por un grupo de trabajadores, el Corinthians pronto se ganó la simpatía de la gente, que se veía representada por un equipo que jugaba con garra, sin rendirse nunca.

Desde el principio, la relación entre el Corinthians y su afición, la Fiel, siempre ha sido intensa. El club se hizo rápidamente un nombre en el panorama paulista, ganando su primer título estatal en 1914, sólo cuatro años después de su fundación.

Este título fue el punto de partida de un viaje lleno de emociones, alegrías y, por supuesto, también algunos dolores, porque, al fin y al cabo, ser corintio significa vivir una montaña rusa de sentimientos.

En los primeros años, el Corinthians se estableció como una de las principales fuerzas del fútbol paulista. En una época en la que el fútbol aún estaba en pañales en Brasil, el club ya demostraba una increíble capacidad para movilizar multitudes.

El equipo coleccionó títulos paulistas en las décadas de 1910 y 1920, creando una fiel afición que crecía con cada éxito.

La famosa garra alvinegra nació en aquellos primeros años, cuando el equipo se enfrentaba a rivales con más recursos económicos, pero lo compensaba con raza y espíritu de equipo.

La llegada de los títulos nacionales llegó con el tiempo, y quizás uno de los periodos más notables de la historia del Corinthians fue la década de 1950. En 1954, el club ganó el Campeonato Paulista en un año muy especial: el IV Centenario de la ciudad de São Paulo.

Este título tiene un sabor especial para cualquier corintio, ya que se ganó en una fecha conmemorativa para la ciudad que es el corazón del club.

La victoria fue un símbolo de la conexión entre el Corinthians y São Paulo, una relación que sigue siendo fuerte hasta el día de hoy.

Pero no se puede hablar de la historia del Corinthians sin mencionar la sequía de títulos que persiguió al club entre 1954 y 1977.

Fueron 23 años sin levantar un trofeo estatal, una de las épocas más duras para los aficionados. Sin embargo, este periodo sólo sirvió para reforzar aún más el vínculo entre el equipo y los aficionados.

La Fiel nunca abandonó al club, ni siquiera cuando la espera parecía interminable. Y fue el 13 de octubre de 1977 cuando terminó la sequía, con la victoria sobre el Ponte Preta en Morumbi.

Basílio marcó el gol que eternizó el Campeonato Paulista de 1977.

Este título se conoció como "la invasión corinthiana", ya que los aficionados tomaron el estadio de una forma nunca vista, demostrando que el amor por el Corinthians no tiene límites.

La década de 1990 marcó un hito para el Corinthians en términos de crecimiento y visibilidad nacional. En 1990, el club ganó su primer Campeonato Brasileño, venciendo al São Paulo en una emocionante final.

El gol decisivo, marcado por Tupãzinho, aún es recordado con cariño por los aficionados del Corinthians. A partir de ese momento, el Corinthians comenzó su andadura como uno de los mayores campeones de Brasil.

En la misma década, en 1995, el Corinthians levantó la Copa do Brasil, un importante título que consolidó la fuerza del club en las competiciones nacionales.

Pero fue en 2000 cuando el Corinthians entró realmente a lo grande en la escena internacional. Fue el año en que el club ganó la primera Copa Mundial de Clubes de la FIFA celebrada en Brasil.

La final contra el Vasco en el Maracaná fue épica. Ronaldo, Dida, Edílson, Marcelinho Carioca, Vampeta... el equipo era un auténtico equipazo, y la victoria en los penaltis convirtió al Corinthians en el primer campeón del mundo reconocido por la FIFA.

La década de 2000 trajo un periodo de altibajos. En 2007, el Corinthians descendió a la Serie B del Campeonato Brasileño, uno de los momentos más difíciles de su historia.

Sin embargo, como siempre, la Fiel no abandonó al equipo. El apoyo incondicional de los aficionados fue fundamental para la rápida recuperación del Corinthians.

En 2008, el club ganó la Serie B y regresó a la élite del fútbol brasileño, más fuerte que nunca.

Y fue a partir de este regreso cuando el Corinthians vivió una de sus etapas más gloriosas. En 2009, ganó la Copa de Brasil, y en 2011, el Corinthians se proclamó pentacampeón brasileño, con un equipo dirigido por Tite que practicaba un fútbol atractivo y eficaz.

Pero la cumbre de esta época dorada llegó en 2012, cuando el club ganó por fin la tan esperada Copa Libertadores, invicto. La final contra Boca Juniors, uno de los clubes más tradicionales de Argentina, fue uno de los momentos más memorables de la historia del club.

El gol de Emerson Sheik en la final está grabado en la memoria de todo el Corinthians. Por fin América era blanca y negra.

Y si la Libertadores ya era un sueño hecho realidad, lo que vino después fue aún más especial. En diciembre de 2012, el Corinthians viajó a Japón para disputar la Copa Mundial de Clubes de la FIFA.

Y una vez más, el Fiel hizo historia, con más de 30.000 aficionados que viajaron por todo el mundo para ver al Corinthians vencer al Chelsea en la final, con un gol inolvidable de Paolo Guerrero.

La doble Copa del Mundo coronó una época dorada para el club y mostró al mundo el poder de la Nación Corinthiana.

En los años siguientes, el Corinthians siguió coleccionando títulos. El club ganó otros tres Campeonatos de Brasil (2015, 2017 y 2023) y siguió siendo una de las mayores potencias del fútbol brasileño.

El Corinthians es un club que se ha reinventado a lo largo de los años, manteniendo siempre su esencia: un equipo del pueblo, con una afición apasionada y un espíritu de lucha que no puede extinguirse.

Hablar del Corinthians es hablar de tradición, de amor incondicional y de un equipo que nunca se rinde. Es como sentir un escalofrío en la espalda cuando recuerdas cada título ganado, cada partido histórico.

El Corinthians es más que un club, es una nación, y quienes forman parte de ella saben lo que eso significa. Vayas donde vayas, siempre encontrarás a un corintio con una historia que contar, una sonrisa en la cara y orgullo en el pecho.

El Corinthians es eterno, y su historia sigue escribiéndose con cada partido, cada victoria y, por supuesto, con cada nuevo corinthiano que viene al mundo.

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